“Quiero que las autoridades me hagan caso y me ayuden a escarbar, yo estoy segura que mi hija está en el mismo predio donde encontraron el cuerpo de su amiga Karla”, manifiesta María de los Ángeles Román, vecina de la colonia Alta Vista del municipio de Jojutla.
La humilde mujer, madre de Dulce Román, una mujer trans quien desapareció el 9 de noviembre de 2013, cuando salió de su casa acompañada de su amiga Karla, otra mujer trans, quien la invitó a salir, fecha en la que ya no regresó a la venta de aguacates como ambulante.
La afligida madre de 10 hijos, que desde el 10 de noviembre de 2013 salió en busca de su hija, refiere que era viernes cuando salió su hija, contra su voluntad, dijo al recordar con cierto remordimiento que a Karla le dijo “te la encargo, y si no me voy sobre ti”, sin imaginar que también la matarían ese mismo día.
Ve una y otra vez las fotos de la joven y dice, a ella le gustaba vestir bien, ella trabajaba y se compraba sus cosas porque le gustaba verse bien, aunque le gritaban que se operara, ella nunca se operó, desde niña fue así, dice en torno al desarrollo de su busto en las fotos de escasos 19 años de edad.
Retomamos la entrevista al preguntar cómo murió Karla: la encontraron en un terreno baldío, rumbo a la colonia Celerino Manzanares, en el campo “El Chilar”, enterrada, atada de pies y manos, acuchillada, con huellas de tortura ya que le arrancaron cabello.
Pero un codo salía de la tierra y se dijo que el dueño del predio reportó el hallazgo, dijo al recordar que el cuerpo fue encontrado un lunes, tres días después de la desaparición de las dos, pero la policía dijo que sólo encontraron un cuerpo.
Días después, con el apoyo de unos empleados de la funeraria que la llevaron al lugar donde fue encontrado el cuerpo de Karla, pidió apoyo a vecinos para que le prestaran una pala y un pico, y en el lugar encontró la peluca y la zapatilla de Dulce, y de inmediato acudió a la policía, pero no hicieron nada, sólo guardaron la peluca como evidencia.
Ella por su cuenta ha seguido escarbando en el lugar, sin éxito, pero está casi segura de que está ahí, probablemente en otros montones de tierra que hay en esa parcela, pero necesita que las autoridades le hagan caso, ya que sólo quiere recuperar el cuerpo para darle cristiana sepultura y tener un lugar dónde llorar.
“Quiero que me apoyen con una máquina para encontrar el cuerpo de mi hija, no voy a hacer nada contra nadie, Dios se encargará de hacer justicia”, suplica en la entrevista en torno a la búsqueda de su segunda de diez hijos, quien nació un 11 de septiembre de 1993 y que ahora tendría 23 años.
Para finalizar refiere que fue a Tetelcingo, pero sigue repartiendo fotos con una muy leve esperanza de que se la hayan llevado a “trabajar”, y aún esté con vida o la encuentre en las fosa del panteón de Jojutla.
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